Sostenibilidad: ¿sólo para los museos de ciencias?

Yo soy de letras mixtas. Siempre me sorprendió como, al llegar ese fatídico a la par que emocionante momento en el que tenías que elegir la rama de conocimiento que iba a determinar tu acceso a la universidad, muchas materias dejaban de considerarse universales. Nunca entendí por qué la Historia era para los de letras si era algo que nos incumbía a todos. No pasaba exactamente lo mismo con las Ciencias Naturales, vetadas para nosotros,  ya que antes de la temida bifurcación ya se habían cubierto los contenidos generalistas y sólo lo más específico estaba reservado para los últimos cursos. Sin embargo, mis compañeros de COU A nunca supieron de la Historia Contemporánea. Aterrador: dos siglos a la basura.

Siempre pienso en este ejemplo de fragmentación cuando hablo sobre museos y sostenibilidad. Si nos referimos a la sostenibilidad en tanto contenido, es evidente que los museos de ciencias, por cercanía, son más propicios a divulgarla. No digo que no se pueda –o no se deba- tratar la sostenibilidad en referencia a otros temas y en otros contextos –no olvidemos, también, que no todo se reduce al medio ambiente-, pero sí entiendo que a priori esta asociación resulte lógica. Ahora bien, si nos planteamos la sostenibilidad en tanto modelo de gestión y producción, ¿por qué los museos de arte están menos llamados a ser responsables que los centros de interpretación de aves marinas? ¿Acaso no poseen el mismo compromiso ciudadano con el entorno? ¿No consumen los mismo recursos o disponen de servicios casi idénticos? ¿No se dirigen también a los ciudadanos? ¿No se integran en calles, barrios y ciudades?  

Tradicionalmente, los museos menos apegados al fetichismo del objeto han sido los más abiertos a acoger modelos más flexibles e innovadores a la hora de relacionarse con la comunidad. No sólo los museos de ciencia, por asimilación conceptual, sino también los museos de los niños, los de etnología y antropología y los comunitarios en general han sabido encontrar su nivel de compromiso con la sostenibilidad. Los museos de los niños parten, generalmente, de unos objetivos relacionados con el bienestar y la salud de los más pequeños, destinados a crear espacios más habitables –si os interesa el tema os recomiendo esto y esto-. Los museos de antropología y etnología, en su búsqueda de la relación del ser humano con su entorno se aproximan a modos de subsistencia más sostenibles para la comunidad y su medio. Todos ellos usan objetos para contar historias, pero el valor intrínseco del objeto en sí no es lo relevante.  ¿Qué queda fuera? Fundamentalmente, y  con honrosas excepciones, los museos de arte.

Los museos de arte parecen estar al margen de muchos fenómenos extra-artísticos, a veces da la impresión de que quedaron absortos ante su propia imagen. Hay excepciones, como el Museo Guggenheim de Bilbao, que en su web corporativa incluye un detallado apartado dedicado a su responsabilidad social, o la Tate, con un controvertido patrocinio por parte de la petrolera BP en convivencia con sus objetivos de sostenibilidad. Parto de la base de que es el culto al objeto como elemento constitutivo del museo, como prioridad, lo que desplaza de la agenda cuestiones, de entrada, más intangibles. La misión del museo es preservar esos objetos para las generaciones futuras. ¿Para quienes, me pregunto yo, y dónde, si el modelo de crecimiento desmedido que tanto nos empeñamos en perpetuar amenaza la propia existencia de esos destinatarios y esos entornos? ¿Para qué cuidar objetos sin pensar en las personas?

No me gusta el enfoque catastrofista ni la idea de que nos aproximamos a una espiral de caos sin fin. Creo en el potencial de cambio de las personas y en la capacidad de los museos para formar parte de ese cambio y fomentarlo. Creo en los museos de arte que nos enseñan a ser mejores personas a través de sus objetos, que entienden esos objetos como catalizadores de algo mayor. A estas alturas, y sin despreciar mi educación formal como historiadora del arte, me da igual la pincelada vibrante y me da igual el claroscuro. Quiero más, y ese más incluye acción, incluye que los museos se comprometan con lo que muchos ciudadanos a título individual ya consideramos importante. No quiero un cambio tranquilo, quiero una revolución.

Si estáis por Madrid y os apetece hablar de estas y otras cuestiones os invito a pasaros por el Museo Nacional de Antropología el próximo jueves día 15 de noviembre a las 19:30. Participaré en la mesa redonda Ciudadanos y Consumo Responsable que se celebrará con motivo de la Semana de la Ciencia. Si os acercáis saludadme y tirad un poco de confeti verbal al final. Ya sabéis que me encanta discutir. ¡Espero veros por allí! 

3 Respuestas a “Sostenibilidad: ¿sólo para los museos de ciencias?

  1. Eaaa! Eaa! Yo también quiero una Revolución!! pero una grande en el mundo de los Museos #MuseumRevolutions Supongo que los de Ciencias son mucho más pragmáticos y están más acostumbrados a experimentar y «investigar con fundamento», es decir, ponerlo todo en práctica, a diferencia de las nobles artes, mucho más conservadoras, pero no innovadoras (exceptuando algunos casos claros). Como digo siempre, sabemos mucho, pero nos lo reservamos sólo para nosotros y nunca o casi nunca se pasa de la teoría a la práctica, como los Museos de Ciencias u otros. Y así ocurre con todo este mundillo. Lo que se traduce a:

    – Museo de Arte e Historia (en general todas las Humanidades): menos sociales, menos sostenibles, más cerrados, conservadores, y para mucho, aburridos.
    – Museos de Ciencias: divertidos, abiertos, palpables, experimentables… y entiendo que la gente prefiera esto a lo otro….

  2. Me alegra ver que alguien vinculado a la historia del arte explicita de forma clara una verdad incómoda: el conservadurismo reinante en los museos de arte. Un conservadurismo social disimulado a veces bajo una estética moderna.

  3. Totalmente de acuerdo con los dos. Parece que es una verdad incómoda bastante visible que se resiste a desaparecer, de ahí la importancia de seguir siendo críticos y apostar por modelos de gestión que de verdad pretendan cambiar las cosas. Muchas gracias por vuestros comentarios, ¡siempre es un placer compartir opiniones con vosotros!

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