En muchos museos no se permite fotografiar, lo sabemos, y aun así las hacemos. Ahora bien, si me avisan de que está prohibido hacer fotos preguntaré “¿A la cartela también?”.
Si me pierdo en el British Museum no me busquéis enfocando el iPhone hacia la Piedra de Rosetta ni grabando mi recorrido por la sala del Partenón, seguid la línea de papeleras o trazad un mapa con todos los carteles graciosos en paredes inaccesibles y tendréis muchas probabilidades de encontrarme. A veces siento lástima de mí misma porque, al llegar a casa, no he hecho más que fotos feas. Pero aun así me gusta.
Últimamente me divierten especialmente las estrategias para recaudar fondos dentro de los museos. Obviando la clásica urna de metacrilato, hay muchas maneras de atraer la atención de los visitantes para incitarles a desprenderse de algunas monedas en favor del mantenimiento de la institución. Idealmente, una buena campaña de fundraising dentro del museo debería tener en cuenta la identidad de marca y proporcionar una experiencia participativa al visitante. Frente a la idea de “hucha”, tan vinculada a la caridad, debería imponerse la recaudación de fondos canalizada a través de proyectos o acciones concretas. Puede que cueste convencer a la gente de realizar una donación que sustituye al pago de una entrada, pero quizás sea más fácil hacerlo si se comunican las necesidades concretas de la institución. Finalizar un proyecto de restauración, adquirir una obra clave para la colección o desarrollar un programa educativo para familias pueden ser buenos motivos para hacer un pequeño donativo.
Estos son algunos de los ejemplos que he encontrado en los últimos meses:
National Maritime Museum, Greenwich. Gracias a esta campaña, el National Maritime Museum recaudó 1,5 millones de libras para la adquisición de las obras. Lo que me gusta: la presencia de recordatorios y llamadas de atención en diferentes áreas del complejo de los Royal Museums Greenwich –la fotografía de la pegatina junto a la cartela es de The Queen’s House–, el apoyo de David Attenborough y el indiscutible carisma del canguro –los animales monos venden más–.
Horniman Museum and Gardens, Londres. Es un simple buzón, cierto, pero un simple buzón es siempre mejor que una urna de metacrilato. Lo que me gusta: es simple, se integra perfectamente en los jardines y utiliza uno de los elementos del patrimonio urbano más queridos por los británicos.
Painted Hall, Old Royal Naval College, Greenwich. La primera persona nunca falla, sobre todo si quien te lo pide es el arquitecto. Lo que me gusta: ese Thornhill gordito en escorzo que apela directamente al visitante.
The Royal Pavilion, Brighton. Una caja, una peana y un cartel. De entrada no tiene nada de excitante, pero la idea de que en un palacio tan fascinante como el Royal Pavilion, en el que la inversión en innovación museográfica es escasa, alguien haya decidido pintar la caja emulando el papel pintado me parece bastante adorable. Lo que me gusta: es simple y familiar.
Southbank Centre, Londres. He aquí el sistema de recaudación perfecto, que incluye el elemento experiencial y convierte el acto de donar en un juego. En las imágenes no se aprecia bien, pero la máquina tiene varios agujeros por los que puedes introducir una moneda para verla caer por un caminito con curvas hasta llegar a la caja de recaudación. Lo que me gusta: el componente interactivo, las reminiscencias de la infancia, el diseño y la cara de la niña que tiró una moneda delante de mí.
Te dejo un ejemplo más: recientemente, el Museu Nacional d’Art de Catalunya (Barcelona) hizo una campaña de crowdfunding para adquirir una obra de arte de Fortuny. No consigo encontrar la foto que hice a la urna, pero cojo prestada esta de comunicaciónpatrimonio.net http://www.comunicacionpatrimonio.net/wp-content/uploads/2013/05/mnac-02.jpg
La urna tenía la forma de un cuadro con la obra a comprar, y cuanto más aumentaba el dinero, menos cuadro se veía (buena señal!). Los paneles de debajo explicaban para qué era el dinero. Espero que te sirva ;)
¡Muchas gracias, Clara! Es un ejemplo buenísimo de lo que comentaba y permite a los visitantes entender, de manera muy gráfica, cómo funciona la recaudación de fondos con fines específicos en museos. Además, es una estructura sencilla, de madera y reutilizable :)