Habréis notado que hace un año y medio que no actualizo el blog. Y no es casual. En la última entrada hablaba de mi participación en la IV Conferencia Marketing de las Artes y compartía un vídeo de mi ponencia. Vosotros no lo notaréis, pero mientras hablaba a la velocidad del rayo sobre buenas prácticas, co-producción y cualquier otra cosa capaz de motivarme lo suficiente como para no dejar de mover las manos, creía que me iba a dar un vahído. Recientemente he descubierto que he pasado años escribiendo vahído mal y me quiero redimir (gracias, Elena). También lo creí mientras me entrevistaron en La 2 Noticias. Me apretaban los pantalones y los focos daban calor. Algún día le contaré a mi hijo que salió en Televisión Española en fase embrionaria.
Cuando tus prioridades se reducen a trabajar, transportar tu cuerpo al trabajo y dormir, escribir queda en un segundo plano. Cuando estas cambian a cuidar a tu hijo y soñar con dormir, el blog acaba relegado al abismo.
Durante este año de éxtasis animal y extenuación no he escrito sobre museos, pero he tenido tiempo de visitarlos todos. He pensado museos y los he explorado desde ascensores y pasadizos secretos. He usado baños y cafeterías de museos que no sabía que los tenían. He implantado un sistema de puntuación de las exposiciones que veo y he sido constante como para mantenerlo. He sido expulsada de una sala del Museo del Prado por dar de mamar y he rellenado mi primera hoja de reclamaciones.
Atlas ha pasado de dormir Sonia Delaunay en la Tate cuando tenía seis semanas a entrar en trance con el techo de la Courtauld Gallery mientras su madre le explicaba cosas sobre cornucopias y bebés. Se ha dejado meter en la pila de los baños victorianos de la cafetería del V&A y ha gateado en el Foundling Museum hasta llevar los pantalones para tirar. Ha conducido un autobús en el London Transport Museum, metido la cabeza en una escafandra, intentado abrazar a una morsa, cogido la mano a cualquiera, ha aprendido por qué no me gusta Renoir.
Este es el relato del primer mundo de alguien que ha tenido un año de baja de maternidad. Alguien que ha tenido tiempo de localizar ese montacargas casi invisible en la entrada principal del British Museum, que ha podido olvidarse de su vida y crear una nueva y mejor.
Para algunas un año es hasta demasiado. No para mí, ni para Atlas, ni para los museos. Los museos han sido continuidad. Han sido escape intelectual durante meses de no centrarme leyendo un libro. Han sido cambiador. Y merienda. Y, exceptuando la sala de las Pinturas Negras de Goya, lugar calentito donde dar de mamar. Han sido orgullo de madre. Han sido qué tiempo tiene. Han sido felicidad de pasar bajo un Calder con un bebé. Han sido performance. Han sido panal de abejas. Han sido salir a las cinco e ir a casa a cenar. Han sido no acabar exposiciones. Han sido visitar los vasos griegos una y otra vez. Han sido yo vieja y nueva. Han sido nosotros. Han sido, una vez más, casa.
*La foto es en el National Maritime Museum, Londres.
Se te echaba de menos :)
Feliz verano
¡Muchas gracias, Gi <3! Feliz verano a ti también.
QUE super aventura! ^^ ME HA ENCANTADO!
Gracias, Laura <3
Gracias por volver y enhorabuena!
¡Muchas gracias, Blanca!
Sara:
Da gusto volver a saber de tí, hace unos días justo revisaba tu blog so-pretexto de armar nuevos marcos teóricos para proyectos venideros, así también por el recuerdo fortuito de unas manos con brío moviéndose de un lado a otro, jeje.
Desde México te envío buenos deseos para esta etapa que ya has iniciado así como un abrazo fraterno y una sonrisa.
Paris
¡Muchas gracias, Paris! Me alegra saber que el blog sigue siendo útil aunque haya estado paralizado tanto tiempo. ¡Un abrazo!