Feliz Día del Libro.
Mientras me preparo para celebrarlo con Queequeg e Ismael absorta en ensueños oceánicos haré un pequeño excurso. Os diré que se me había ocurrido un artículo sobre la impresión sostenible de materiales de comunicación en museos, como una oda al creciente compromiso medioambiental del sector editorial, pero he tenido una urgencia. Siempre es igual, paso los días pensando en escribir y, finalmente, escribo por urgencia.
No es la primera vez que me ofrecen trabajar gratis, ni la primera que declino hacerlo. Soy una persona crítica con alma de justiciera, pero también una profesional extremadamente educada, que conoce el protocolo y lo cumple. Nunca dejo un tema abierto ni un email sin contestar. Tampoco soy la única que recibe este tipo de propuestas, es decir, esto no es nada nuevo.
Hoy es un buen día, sin embargo, para recordar que escribir, como arreglar lavavajillas o vender bicicletas, es un trabajo. Yo escribo porque me gusta, porque es lo que mejor sé hacer, porque mi madre escuchaba las novelas que escribía a los siete años y porque desde hace algunos unas cuantas personas me han ido pagando –mejor o peor– para que lo siga haciendo. No escribo por la ilusión de que me lean, escribo porque es mi profesión. Pausa larga. Citaré ahora a mi amiga Sonia y su “yo no voy a Mercadona y pago con ilusión”. Pausa larga. Espero que todo quede entendido.
Os diré también que hoy traigo material de archivo, fuentes primarias.
Esta última semana he estado intercambiando emails con una institución pública, a la que respeto por su programación, que me ofrecía lo oportunidad de publicar en su blog corporativo. La oferta incluía no sólo la posibilidad de producir contenidos inéditos y publicarlos en primicia en una plataforma con menor tráfico que mi web, sino también la ocasión de hacerlo de manera completamente desinteresada. A mi réplica, preguntándome el motivo de tan gratuita sugerencia, he recibido la más confusa de las respuestas. No me pagan porque les gusta mucho lo que hago, lo que es lo mismo que “te quiero mucho y por eso te dejo” o “tienes que abandonar la academia porque cantas muy bien y vas a tener un gran futuro musical”.
En un acto de pornografía epistolar he decidido publicar extractos de nuestra correspondencia, confiando en que esto os ayude a celebrar debidamente el Día del Libro. La mejor forma de defender la dignidad de los trabajadores de la cultura es reivindicar que somos trabajadores y la única manera honesta y sostenible de hacerlo es negándose a trabajar gratis.
Esto no es un acto de difamación. He omitido el nombre de la institución porque respeto el resto de su trabajo y confío en que este desafortunado encuentro no coincida con la política general del centro. También porque, desgraciadamente, no es más que un ejemplo entre mil.
Tras la toma de contacto, esta fue la propuesta:
El 17 de abril de 2013 11:16
La idea es que si te interesa o tienes en mente algún tema interesante que compartir (por ejemplo sobre algún tema relacionado con el tema de museos, exposiciones..) [sic] nos mandes un email en el que nos comentes tu idea y la vamos cerrando para encaminarla un poco con la filosofía del Blog.
Se trataría de un post nuevo creado para nuestro blog, no uno que tengas publicado (igualmente, podrías publicarlo en el tuyo unas semanas después).
Una vez dado el visto bueno y lo hayas terminado de escribir, nos lo mandarías (word o en un correo) y nosotros lo publicaríamos en nuestro blog. Para ello, haríamos una cabecera en la que aparecería tu nombre/logo junto con nuestra marca. Además insertaríamos un link en el post desde el cual se enlazaría con tu blog.
A día de hoy tenemos unas 250 visitas diarias aproximadamente pero estamos creciendo día a día.
Propuesta que fue respondida de la siguiente manera:
El 22 de abril de 2013 Sara Manzanares Rubio
Disculpad, había entendido que lo que os interesaba era republicar posts y no necesariamente contenido inédito. Actualmente no tengo apenas tiempo ni para mi blog, así que no me interesa la colaboración si se trata de crear material nuevo y mucho menos de manera gratuita. Cuando escribo para alguien lo entiendo como un trabajo y para este tipo de propuestas me parece fundamental exigir una remuneración de acuerdo con el compromiso adquirido. Estoy segura de que entenderéis perfectamente mi postura.
Aquí la contraoferta, con una declaración de intenciones más que confusa:
El 23 de abril de 2013
Entendemos perfectamente lo que nos dices, pero no lo compartimos.
Muchas veces las colaboraciones no tienen porque [sic] ser siempre a cambio de una remuneración económica. Leer blogs como el tuyo son los que nos hacen creer en el contenido de calidad. Por eso, queríamos que colaborases con nosotros.
Sabemos que vives fuera de España, pero nos gustaría invitarte a ———-, avísanos y te invitaremos a conocer el centro y el espectáculo que prefieras. Así podrás conocer el espacio y nuestra programación.
Si no te importa, nos gustaría que hablases al menos del centro, como un nuevo lugar de exposiciones y cultura. Te enviaríamos nosotros toda la información. ¿Te importa?
Y mi respuesta final, hace apenas unos minutos:
El 23 de abril de 2013 Sara Manzanares Rubio
Buenas tardes,
Vuestra respuesta me confunde. No acabo de comprender de qué manera la buena calidad de mi trabajo justifica que no me queráis pagar. De hecho debería ser al contrario, así es como funcionan las leyes del mercado, del que la cultura no tendría por qué estar excluida. Trabajo en comunicación y sé cómo funcionan los partenariados de intercambio de imagen, pero en este caso sois vosotros los que pretendéis posicionaros gracias al contenido ajeno, por lo que no encuentro beneficio alguno para mi proyecto, que genera un tráfico específico mayor.
Siempre me he interesado por vuestra programación, pero esta no me parece una buena estrategia para atraer contenidos que refuercen vuestra identidad de marca. Un centro de cultura debería, como mínimo, empezar por respetar el trabajo de los profesionales del sector. Y más una institución pública que se paga con mis impuestos.
En lo que respecta a escribir sobre vosotros, no tendré problema en mencionar vuestras iniciativas relacionadas con la sostenibilidad si estas encajan en futuros posts. Como bien sabréis, Museo, Go Green! no es una web que dedique artículos monotemáticos a instituciones concretas ni que contenga publicidad explícita o implícita.
Un saludo,
—
Sara Manzanares Rubio
Mira que es paradójico pero para no venderse (en el sentido de traicionarse) hay que cobrar y para ser/estar vendido, hacer las cosas gratis. Lo que da rabia es que en este país las cosas no se plantean de forma abierta, sino intentando crear absurdas expectativas. Esas mismas personas que tratan de aprovecharse de tu trabajo gratis si les haces una propuesta para cualquier otro tema seguramente se volverán a perder en vaguedades…
Gracias, gracias y más gracias por denunciar una práctica abusiva con la que los trabajadores del sector cultural nos encontramos a diario. Y por supuesto, por hacerlo tan, tan bien. No podría estar más de acuerdo contigo: de ilusión no se come. Enhorabuena por tu blog, que sigo con entusiasmo desde que realicé su descubrimiento.
Totalmente de acuerdo con Dolores y sweetmariquilla.
Somos muchos los que pensamos y padecemos esta situación, espero que esto cambie pronto, que los comentarios y las críticas que hacemos se escuchen y sirvan para algo.
Lo que mas miedo me da, y ya lo comentabas tú en el post anterior, es que no nos damos cuenta pero en muchos de los casos somos nosotros mismos los que nos tiramos piedras sobre el tejado. ¿Es que serán Cultura y mercado incompatibles?¿es que es conveniente comercializar con la cultura? no me entendáis mal, no quiero decir que un escritor no tenga que poner precio a su obra al igual que un pintor, un actor, etc., pero sí que es posible que la cultura tenga que estar fuera de ese circuito mercantil tradicional, que al hecho cultural se le ponga un precio en base a su valor inmaterial, que de hecho es el más importante ¿y cómo se le pone precio a algo inmaterial?¿quién marca el precio?, además el sector cultural se enmarca dentro del sector servicios ¿cómo valoran los consumidores un servicio en el que la mayoría de las veces no son capaces de ver ni entender el trabajo que hay detrás?… bueno temas que imagino ya se habrán tocado en numerosas ocasiones, darme tiempo para que me ponga al día.
Por último felicitarte por la entrada, es agradable e interesante leerte.
Un saludo
Bueno, yo no creo que sea algo tan inmaterial. Inviertes un tiempo en un trabajo, y eso hay que remunerarlo. Yo me gano la vida dibujando, y aunque es difícil poner un «price tag» a un trabajo creativo, es fácil dividir el dinero que has ganado entre las horas que has invertido. De esa forma puedes saber si tu trabajo vale lo mismo que una hamburguesa o si es un solomillo. Sencillo, honesto y al alcance de cualquiera :)
PERFECTÍSIMO!!!
Me identifico con tu caso pues en el país donde me encuentro (México) es ya más que una moda realizar el trabajo para beneficio de otros sin remuneración y/o claridad de un beneficio… Se considera que los artístas y los «hacedores» de cultura no cobran, no comen o no sé que….
Desde hace poco tiempo… Se ha creado desde una perspectiva moralizante (considero), una nueva forma de esclavismo postmoderno: «El gran exprimidor de ideas» llamado VOLUNTARIADO…que en muchas ocasiones más que dejar conocimientos especializados, visiones sensibles y/o experiencias curriculares, sólo reafirman una CULTURA DEL DESPOJO y la ya connotadísima SERVIDUMBRE MENTAL….innecesaria por ir en contra de lo que la Labor Cultural Crítica nos dejaría: Nuevos accesos de Libertad, Posiblidades para la Imaginación, Reflexiones con fundamento para derrocar Ídolos innecesarios que detienen el desarrollo de cualquier sociedad.
En mi país…personalmente (y laboralmente) ya me ha pasado que Asociaciones Civiles dedicadas al ámbito de los «nuevos emprendedores del mercado (In)cultural», jeje y <> Centros CulturalEs (la última E mayúscula es intencional acompañada de las CC), y que se ostentan como «Cooperativa Internacional»; no hacen frente a las demandas sociales que la comunidad artística y cultural necesita económicamente hablando. Considero que el valor de un trabajo CREATIVO es más importante y más influyente en la vida cotidiana de muchos y sólo ello ya es un principio puesto que toda idea es un bien patrimonial, ipso facto debería de ser remunerada y por ende, esta posición respaldada por nosotros mismos como un deber ético, una prioridad, una Digna Rabia a la hora de pronunciarnos como artístas….
Soy sensible a tu mensaje, y sé (desde mi universo mental, creativo y musical) que cualquier ejercicio creativo es un acto necesariamente evolutivo, que nunca puede ir de la mano de las formas tradicionales de pensamiento.
Los saludo a todos…nunca dejen de escupir estrellas…
Magnífico artículo. No se puede hablar más claro. Mil gracias por escribir lo que muchos pensamos.
Me parece maravillosa la respuesta. Trabajar gratis no es trabajar, es hacer un favor. Y en nuestra profesión (soy fotógrafo, y pasa igual) no estamos para hacer favores. Estamos para trabajar y que nos paguen por nuestro trabajo.
Has hecho muy bien.
Un saludo! =)
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Lo sensato sería, como en cualquier otra profesión, reivindicar un salario justo por nuestras horas de trabajo. Ahora bien, la única manera de enfrentarnos a esta situación es actuar de acuerdo a nuestros principios y nuestras opiniones, es decir, negarnos sistemáticamente a estas prácticas abusivas. Ahí es donde el discurso tiene sentido y donde, de verdad, tenemos el poder de cambiar las cosas.
¡Muchos saludos a todos desde la nublada Francia!
Lo mismo pasa en nuestro país, Colombia, en donde los gestores y empresarios culturales se dedican a vivir de y no para los hacedores de cultura y el público, como debe ser.
Deberíamos de reunir fuerzas y pensar en una forma de unir o congregar a profesionales del sector de la cultura para exigir se nos reconozca según el oficio que venimos desarrollando desde hace tiempo y con el que nos sostenemos ecónomicamente y espiritualmente, ya que para muchos solo somos fantasmas de la sociedad actual, con un nivel de sencibilidad agudo, pero con prefesiones a veces no reconocidas o pendientes de ser etiquetadas derivados de canones establecidos por una minoria a la que poco importamos y que nos plantean la posibilidad de sobrevivir siempre y cuando optemos por convertirnos en autonomos, sin apenas obtener politicas de apoyo a las actividades que desarrollamos, lo cual hace para muchos de nosotros el que coqueteemos por momentos con una situación ecónomica insostenible por la cantidad de impuestos a pagar, o simplemente por los precios que hemos de pagar por la compra de material, equipo o la incorporación de las nuevas tecnologías que usamos como herramientas en nuestras disciplinas…¡esto debe terminar ya!, ¡somos trabajadores dignos de ser reconocidos legal e institucionalmente!. Espero que esto pueda cambiar en el curso de años venideros…al menos yo, no dejaré de intentarlo desde el pequeño lugar que me corresponde…lo grande es que si todos lo intentamos también desde donde cada cual pueda, pues nos respetarán y reconocerán como tal…¡Suerte a todos!