Como muchos sabréis, Vitoria-Gasteiz ha sido nombrada Capital Verde Europea del año 2012. Este título, además de premiar un modelo de ciudad comprometido con el medio ambiente, supone un incentivo para seguir mejorando en pro de la sostenibilidad, así como una garantía de responsabilidad hacia la ciudadanía. Con motivo del nombramiento, el departamento municipal de Medio Ambiente y Espacio Público del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha editado una Guía de Eventos Sostenibles muy útil que os puede dar un montón de ideas sobre buenas prácticas.
El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz se suma a la tendencia de los últimos años de proponer parámetros de sostenibilidad para la organización de los grandes eventos, como los de la Expo de Zaragoza 2008 o los planteados para los inminentes Juegos Olímpicos de Londres 2012. Lo que me gusta de esta guía, además de su enfoque integral del concepto de sostenibilidad, es su profundidad, sus diversos niveles de lectura –desde la recomendaciones puramente prácticas hasta la exposición detallada de certificaciones y apartados legales- y la cantidad de ejemplos que proporciona, citando prácticas concretas puestas en marcha en eventos de todo el mundo.
Cada vez este tipo de recomendaciones son más frecuentes en los Compromisos de Responsabilidad Social Corporativa y en las normativas de los grandes eventos, pero ¿de verdad se toman medidas hacia la sostenibilidad a la hora de organizar eventos en este país?
De entrada, más que hablar de organización de eventos sostenibles, hablaría de organización sostenible de eventos. Es decir, no vería el evento como un fin en sí mismo, sino como el resultado positivo de una serie de prácticas que se perpetúan más allá de su clausura. De entre todo lo planteado en la guía, la idea de dejar un legado positivo en el entorno local, y la manera en la que se tiene en cuenta a la comunidad como uno de los agentes implicados en cada una de las fases de desarrollo de un evento, son las que más me han hecho reflexionar. Primero, porque a veces parece imposible luchar contra el carácter efímero de un acto y cuesta conceptualizarlo más allá del impacto económico, social o cultural inmediato. Hoy en día, por ejemplo, algunas de las alternativas de muchos eventos para dejar ese legado positivo se materializan en páginas web que siguen en activo, grupos de trabajo o redes de intercambio de conocimiento. Es cierto que este tipo de propuestas funcionan muy bien para congresos, jornadas o seminarios, y no tienen mucho sentido en el caso de competiciones deportivas o presentaciones de libros, pero lo que está claro es que la dinámica de la infraestructura faraónica que queda vacía al finalizar la celebración no debería ser el modelo a seguir. Este tipo de inversiones a largo plazo rara vez resultan rentables y suelen afectar de manera negativa al entorno local.
Los legados de los eventos del siglo XXI no necesitan ser materiales, sino que pueden residir en el fortalecimiento de lazos dentro de la comunidad, la reafirmación de identidades o el conocimiento de nuevas maneras de hacer las cosas. Porque si para algo debería servir un evento sostenible es para difundir valores y concienciar de que otra manera de gestionar, de producir y de comunicar sí es posible.
Tal y como se plantea en la guía, hay muchos niveles de compromiso con la sostenibilidad, y cada evento puede determinar unos objetivos en la medida de sus posibilidades. Muchas veces, empezar por dirigir los esfuerzos hacia un único fin puede ser muy positivo para evaluar métodos de trabajo, y más cuando se trata de motivar, no sólo a empleados, sino también a proveedores, empresas subcontratadas, asistentes y habitantes de la zona. Si la propuesta es un evento con cero residuos orgánicos y se consigue concienciar a todos los grupos de interés de la importancia del compostaje y la reducción del despilfarro alimentario es más que posible que, una vez finalizado el evento, esa idea única perdure en el entorno y se siga poniendo en práctica.
Muchas veces, en cambio, la puesta en marcha de medidas isla demuestra muy poca visión y pueden resultar incluso perjudiciales para la imagen de la institución organizadora. Por ejemplo, hace unas semanas, con motivo del Día Mundial del Comercio Justo, la Universidad de Valencia organizó la Semana Universitaria del Comercio Justo con la muy noble intención de dar a conocer el consumo responsable a la comunidad estudiantil. Una de las actividades consistía en ofrecer, a lo largo de un día, productos como café, azúcar, cacao o zumos de Comercio Justo en sus cafeterías. Seguro que les pareció muy ilustrativo practicar el Comercio Justo durante un único día como acto simbólico, pero, ¿qué hay de los 364 días restantes del año? ¿No está la UV suficientemente comprometida como para, realmente y no a modo de simulacro, apostar por los valores del consumo responsable? En este caso, por ejemplo, este hecho aislado cargado de buenas intenciones invalidó el resto del discurso, convirtiéndolo, al menos para mí, en un evento vacío. Un buen legado positivo por parte de la UV habría sido empezar a servir en sus cafeterías al menos uno de los productos presentados -café, por ejemplo-. De esa manera, no sólo habrían contribuido realmente a la causa que celebraban, sino que habrían hecho, con muy poco, algo muy bueno por su imagen.
En otros casos encontramos grandes incoherencias, como servir sushi de atún rojo en una gala conservacionista o empapelar la ciudad para anunciar un concierto que recauda fondos para la conservación de la selva amazónica. Mi experiencia en organización de eventos me dice que es tremendamente difícil supervisar todos y cada uno de los detalles, pero ahí se encuentra el reto, y no en sustituir los platos de plástico por envases reutilizables. Es importante contar con una visión integral y evaluar todas las variables –de ahí la utilidad de la guía-. Puede que al principio cueste un poco más, pero yo creo que vale la pena.
Esto me recuerda lo «sostenible» de la visita de Benedicto XVI a Valencia en 2006, con micro-clima incluido… http://goo.gl/QAOXs
¿Tiene razón Antony Hegarty (Antony and the Johnsons) cuando afirma que el patriarcado, y en especial las teologías patriarcales, son anti-ecológicas ya que se preocupan mucho por el mundo «al que iremos» y muy poco por cuidar el mundo en el que estamos? Se puede escuchar la entrevista completa aquí: http://goo.gl/MP6KM
Me parece un enfoque muy interesante y, de hecho, estoy bastante de acuerdo con Antony.
Con respecto a la visita papal, sigo sin comprender por qué ese individuo necesitaba un microclima y en qué momento se consideró que se trataba de una buena idea hacer semejante inversión -y ostentación- para un acto tan breve. Sinceramente, no creo que Jesús hubiera querido una burbuja con control térmico en el monte de los olivos, ni un papamóvil para hacer su entrada triunfal el domingo de ramos. El evento de Valencia demuestra una muy mala gestión de los recursos, un nada insólito despilfarro del dinero público y una transmisión de valores que, por otra parte, no difiere en absoluto de la imagen corporativa de la institución objeto de la celebración -ni de la marca exportada por los anfitriones-.
Así que, en realidad, no es del todo incoherente.
En Valencia, desgraciadamente, somos grandes expertos en crear grandes eventos sociales, «culturales» y deportivos sin una misión concreta salvo la de enriquecer a los cuatro de turno y empobrecer y endeudar nuestra comunidad hasta límites insospechados hasta hace poco 0_o Son grandes despilfarradores, ya sea en la visita del papa, la formula 1 u la Ciudad de las Artes y las Ciencias por poner unos ejemplos. Somos grandes expertos en crear megaconstrucciones monstruosas sin contenedor en su interior, parques temáticos a los que no va gente y circuitos vacíos y normalmente estas cosas se solucionaría o sus consecuencias negativas serían menores si se planificará y se hiciera un proyecto o un plan de antemano por expertos en la materia.
Es genial que Vitoria-Gasteiz haya sido nombrada Capital Verde Europea del año 2012. Y que lo disfruten durante mucho, mucho tiempo! porque nosotros vamos apañados… de momento nos tendremos que conformar con la ruta del despilfarro y con las grandes atrocidades que ya estamos acostumbrados a ver y escuchar ¬¬ aún así comentarte que el post es muy interesante, aunque la realidad es dura…
Me alegro de que te guste, Sabope. Como tú dices, el modelo que se practica en Valencia está basado en el despilfarro y en una idea de «crecimiento económico» insostenible basado en la infraestructura faraónica sin función -y desprovista de valores-. Por eso me parece importante organizarse y compartir conocimientos y experiencias para defender que existen otras maneras de hacer las cosas. ¡No hay que darse por vencida!
ai mare Antony no sabía esa faceta suya! ahora me super-encanta más^^
Hablando de eventos sostenibles, no se si conoces la feria BioCultura (http://biocultura.org/), asistí a la edición de Barcelona y bueno, todo muy precioso y hermoso, pero en la zona de comidas tooooodos los platitos y toooodos los vasos y cubiertos eran de plasticote. La feria en sí era muy correcta, muchísimas charlas y conferencias de todo tipo, a rebentar de stands (por supuesto unos mejores y otros peores y otros que deberían revisar su estrategia publicitaria para que no se note tanto que el único fin que persiguen es apuntarse al carro de ‘la moda eco’ sin tener muy claro los medios) y a rebentar de gente, y mucha de ella por cierto, deshechando los platos de plástico de su ensalada de quinoa ecológica en el cubo azul ¿__?
Sí conozco BioCultura, pero nunca he ido :) El tema del menaje desechable es terrorífico, porque es realmente difícil encontrarlo en versión biodegradable -aunque creo que es preferible eliminar el concepto «de usar y tirar»- y más si es al por menor. Que este tipo de eventos utilicen platos de poliestireno es incoherente y engañoso, y para mí sería un motivo suficiente para que les hicieran eliminar el prefijo Bio de su nombre. Entonces pasarían a llamarse BiCultura -a lo Bicentury, Bisolán…- :D
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